cap 9. BENDITO PILATES, BENDITA NATACIÓN, BENDITO BALLET…

El que yo me empeñe en aprender inglés no es un capricho, ¡¡¡¡os lo juro!!!!!
El otro día, mi vecina del 2º (que debe tener 70 años)  comenzó a hablarme en holandés en el ascensor,  cuando le contesté mi famosa frase  Sorry I don’t speak Dutch”, ella cambió inmediatamente al inglés y, sin darme cuenta, me vi envuelta en una conversación acerca de los contenedores de basura en la que no entendía nada…¡¡¡¡¡¡¡mi vecina de 70 años!!!! Imaginad con que cuerpo llegué a casa, pensando que le había tenido que decir a la amable señora que yo no hablo holandés (algo que los propios holandeses entienden perfectamente) pero que tampoco hablo inglés.  Bueno si, “a little bit”. Su cara era un poema, mostrando una sonrisa forzada y  preguntándose a si misma en que cueva me habrían tenido encerrada estos años. Así que, como veis, no es un capricho que me de por aprender inglés a estas alturas.
Toda mi vida he sentido que aprender inglés ha sido una asignatura pendiente.
En secundaria,  mis mejores amigas me pasaban las “chuletas” de las redacciones en los exámenes y a día de hoy, aún tengo pesadillas recurrentes en las que estoy haciendo un examen y no lo apruebo.  Lo he intentado millones de veces, con millones de métodos diferentes, pero  sigo sin ver resultados claros. Seguro que pensáis que soy una exagerada, ¿verdad?, No, no lo soy. Creo que puedo aprender cualquier otro idioma excepto inglés, creo que soy capaz de aprender hasta chino si es preciso, pero inglés……..he llegado a la conclusión de que mi cerebro debe tener alguna anomalía que hace que una y otra vez siga metiendo la pata. Y si no me creéis, mirad lo que me pasó no hace mucho:



Siempre he hecho deporte, incluso cuando estaba embarazada y conocí las bendiciones del yoga, algo que he intentado me acompañase a partir de entonces.
He probado casi todas las modalidades que se imparten en los gimnasios: aerobic, pilates, body- pump, body -fitness,  body -balance, aqua- gymn, aqua -step…..y un montón más de aquas, y de  fitness y de todo lo  demás.
Por tanto, otro de mis objetivos era encontrar un gimnasio al que acudir 2 o 3 veces por semana, y  ahora con más razón ya que disponía de  más tiempo libre. Sería una buena forma de relacionarme mientras seguía aprendiendo inglés.
Empecé a recorrer los gimnasios de la zona y salía de ellos más deprisa de lo que entraba. ¡¡¡Qué precios!!!  No encontraba nada interesante, que no estuviese metido en un sótano y que costase menos de 100 € al mes.
Pero casualmente, en la clase de Clara, una de las  madres era personal trainer y había creado unas clases adaptadas para las madres de la escuela, que hacía en el parque cercano al colegio. Según dejabas a  los niños, cogías tu bici e ibas directa al parque a ponerte en forma. Si; muy “cool,” clases de neo-pilates, al aire libre y fomentando las relaciones sociales entre las madres del colegio. Además, eran a un módico precio. Cinco euros por clase. ¡¡¡Era la solución perfecta para mí!!!¡¡¡¡¿¿¿¿Clases de fitness y de inglés al mismo tiempo por cinco euros la hora????!!!!! No podía desaprovechar la oportunidad.
Como siempre he tenido buenas aptitudes para el deporte, pensé que, aunque no entendiese muy bien lo que había que hacer, sería capaz de defenderme perfectamente. Y  sino, siempre me quedaba el recurso de simular que estaba exhausta para tomarme mi tiempo y pararme a  observar  lo que hacían las demás.
Cuando le dije a mi  amiga Giovanna, la italiana que hablaba español, lo que pretendía hacer,  me explicó un poco como funcionaban las clases: “creo que prepara circuitos cortos, pero no se más, la verdad, yo prefiero ir al gym porque ahora hace buen tiempo, pero después…….ya conocerás el invierno en Holanda…..y  decidirás si quieres ir al parque o  prefieres buscarte un gym por muy caro que sea”. Evidentemente, prefería un gym, claro que sí…..pero de momento no podía pagarlo, así que si había que pasar frío, lo pasaría, “¡¡¡¡¡No hay mal que por bien no venga Sabi, , más calorías quemarás!!!!!”

Sin perder más tiempo me fui directa a buscar a Liona, la madre-entrenadora más famosa del colegio.
Las clases eran dos días por semana, y aquel martes me fui a hacer mi sesión de running al parque en el que Liona daba sus clases. Necesitaba hacerme la encontradiza con ella para que me fuera más fácil abordarla. Como suponía, la encontré preparando sus materiales para la sesión  y esperé a que me viera.  Cuando me saludó, fui a su encuentro para preguntarle que hacía ella allí, y cuando me lo explicó no me hizo falta entenderla (afortunadamente) porque con ella no he sido capaz de mantener una sola conversación sin poner cara de lela. Así, mientras ella hablaba deprisa, yo repetía con entusiasmo “yes, yes, oh....good” y sonreía sin parar.
Acordé con ella que empezaría las sesiones la siguiente semana para que no viese que estaba muy desesperada y que había ido a buscarla a propósito.


Llegó el martes siguiente y allí me presenté; la primera de todas.
Como teníamos que esperar a que todo el mundo llegase, la clase no empezó hasta las 9:30 aproximadamente, y mientras tanto, ¿qué otra cosa había que hacer?
Pues charlar….
¿Y qué mejor conversación ese día que intentar charlar con la “nueva”? y…
¿Sabéis quién era la nueva?
Pues si, efectivamente. Yo.
La única nueva. La nueva con la que todas estaban intrigadísimas. Querían conocer a la madre de Clara, la niña española que,  según contaban los niños,  era muy lista y sabía mucho inglés. Y la madre era yo. Que también soy muy lista, pero inglés…..pues…. ¡ya sabéis!, lo justito y disimulando para que no se note.
Después de  tratar de encubrir, con resultados nulos, que no podía mantener una conversación coherente, decidieron darme un poco de tregua y no continuar avasallándome con   preguntas acerca de mí y  de mi familia, sobre todo, porque yo no era capaz de satisfacer su hambrienta curiosidad.

Y comenzamos la  sesión.

Liona explicó uno a uno los ejercicios que había preparado para ese día. Fuerza, elasticidad, equilibrio, flexibilidad y resistencia, disciplinas que ha de reunir una sesión de calidad. De tarde en tarde llegaban a mis oídos  palabras sueltas como “streching”, “ arms”, your abs”, “slow”…. Y asentía con la cabeza como la que más. No sabía que había que hacer hasta que ella no hacía una pequeña demostración, y lo malo es que no en todos los ejercicios la hacía.
De pronto, todo el mundo se colocó en posición y con una pareja al lado y yo me encontré sola en mitad de un escalón y sonriendo como siempre. Disimulé como si estuviera pensando qué elegir mientras mis sentidos funcionaban a mil por hora intentando descubrir qué se supone que tenía que hacer en ese momento. Liona, se percató y me ofreció empezar el circuito haciendo la serie de saltos:” ¿qué que me parecía?; ¡bieeeeen, por supuesto!
” Good!, no problem!”- respondí.
¿Se habrá dado cuenta?, me pregunté.
Dio la salida y empecé a realizar la serie, ¿cuántos eran?, no recuerdo que dijese nada cuando lo explicó. Bueno, era fácil, en un momento determinado tendría que decir basta y yo estaría bien atenta todo el tiempo y tratando de no dar mucho la espalda a las demás para ver si cambiaban de ejercicio. La verdad, no estaba muy segura de si había que cambiar de ejercicio por voluntad propia o qué era lo siguiente que había que hacer. Recuerdo que no estaba segura de nada. Bueno de casi nada, porque de lo que único que estaba segura era de mis condiciones físicas. Qué esas que eran inmejorables.

Bendito ballet, bendito pilates, bendita natación….


Y efectivamente, llegó el momento de cambiar de serie, todas tomaron la dirección correcta, excepto yo, que me paré dubitativa esperando que Liona me dijese que me tocaba hacer. Resulta que sí que había que cambiar de ejercicio, solo había que seguir el sentido de las agujas del reloj para ir completando el circuito.
Me tocó hacer abdominales. Los aborrecía. Los odiaba. Era lo que más me costaba siempre. Pero los hice como la que más. Y para que me resultase más llevadera esta labor me dediqué a observar a las otras mientras realizaba mi serie. Jugaba con ventaja. No sabría inglés como ellas. No entendería lo que decían, pero mis compañeras dejaban mucho que desear como adversarias deportivas. Sus aptitudes físicas eran bastantes limitadas, se desfondaban con facilidad (excepto dos de ellas que parecían muy disciplinadas) y además se quejaban con bastante frecuencia. Así que esto me insufló bastantes ánimos para continuar, a mí y a mi fe en mi misma, que por aquel entonces andaba bastante despistadilla, pues no sabía si debía crecer o menguar en función de con quién se encontrase.
Y llegó el siguiente cambio. Brazos, antebrazos y hombros. Lo hice con relativa facilidad y sin pena ni gloria. Me sirvió para seguir observando a mis compañeras,  para ir relajándome poco a poco… Y así, hasta que me tocó correr. “Este es sencillo”, pensé, “salgo todos los días a correr, no tendré problema”. Era el único ejercicio que se realizaba sola. Sin compañera. Me había fijado en que daban una vuelta al parque, aunque no tenía muy claro cual era el recorrido.

Dar la vuelta completa al parque llevaba más de diez minutos largos. Con un bonito lago en el centro, y rodeado de patos enormes que salían a tu paso cuando te acercabas por allí, era uno de los sitios más frecuentados para hacer deporte al aire libre. Empecé a correr y  me vi envuelta en la elipse de subidas y bajadas que conformaban el recorrido. “Me pregunto como con la forma física que tienen las demás, han conseguido finalizar la vuelta en tiempo récord para enganchar el siguiente ejercicio. Quizá cuando toca carrera te tienes que saltar la siguiente serie. Igual es que se acumula y el turno de carrera equivale a dos ejercicios del circuito”-pensé. Tenía que haber prestado atención a como lo habían  hecho mis antecesoras. Pero no me culpé, bastante difícil me había resultado entender como funcionaba la ronda de ejercicios.

Así que, empecé a subir el ritmo para llegar lo antes posible, igual hasta alucinaban de lo pronto que volvía…..
Miré a lo lejos y vi como las demás hacían un pequeño corrillo mirando en la dirección en la que yo me encontraba. Giré la cabeza al lado contrario; hacia la carretera; “¿habrá pasado algo?.....Pues…… no, todo parece en orden”.
¿Entonces, por qué   miraban? Alcé mi brazo y saludé justo en el momento en el que Liona pronunciaba mi nombre a gritos y me indicaba que volviese….
Y de pronto empecé a comprender……La vuelta al parque que había que realizar en estos circuitos, era lo suficientemente corta como para regresar y enlazar con la siguiente serie. Sólo eran dos subidas y dos bajadas. Y a lo lejos distinguí un camino corto que bordeaba el lugar donde se realizaba el circuito.
 ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MIERRRRRDAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!…………….¿¿¿¿¿¿¿¿CÓMO NO ME HABÍA DADO CUENTA ANTES???????????
Por eso miraban en mi dirección. Por eso habían hecho corrillo. Por eso se empezaron a acelerar los latidos de mi corazón,  al entender, que cuando llegara todas habrían estado riéndose  de mí………
-          ”Sabi, NO, NO, NO, …..!¿ya la has vuelto a liar….!
Y mientras llegaba pensaba como quitaría “hierro” al asunto, ¿qué podría decir?, ¿Se me ocurría alguna excusa?......Nada. Mi mente no era capaz de funcionar bajo presión en otro idioma.
Estaba completamente bloqueada.
Out.
Fuera de juego.

Y cada vez me iba acercando más. Me debatía entre la prisa por llegar cuanto antes y el no querer hacerlo nunca, movida por un   sentimiento de ridículo espantoso. Hubiese dado lo que fuera por conseguir la famosa capa invisible de Harry Potter …

Cuando llegué  estaba exhausta. Entre los nervios y el spring me había quedado K.O.
Y no supe decir nada. Ni una excusa. Ni una broma. Y vi la cara de contención de Liona. Me explicó rápidamente que la vuelta al parque era corta. Creo que entendí alrededor de 2 minutos.
-          Sab,¡ eres idiota!, ¡pues claro!, ¡¡¡2 minutos, como el resto de ejercicios!!!!. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¿Pero qué le pasa a mi cerebro desde que estoy aquí?¿Es que sólo tiene capacidad para resolver los problemas de uno en uno? ¡¡¡¡¡Hazte la invisible de una vez por todas!!!!!.

Llegó el momento de descansar antes de volver a repetir el circuito entero de nuevo. Al  calcular mentalmente el tiempo que correspondía a cada ejercicio y las repeticiones que se hacían del circuito todo cuadraba. Si lo hubiese hecho antes, ahora no tendría que estar poniendo esta cara de circunstancia, porque hubiese sabido que: nunca; jamás; de ninguna de las maneras habría que dar una vuelta larga al parque……
Las demás no dijeron ni una palabra de lo sucedido, creo que tenían aún más sensación de ridículo que yo.
Fue una de esas circunstancias que suceden a veces en la vida, tan incómodas entre mujeres. Como cuando has dicho algo inapropiado acerca de la prima de una de tus mejores amigas y sabes que has metido la pata hasta el fondo. O como cuando hablas de la ocurrencia  del marido de “Fulanita” que le regaló una Vaporetta por su cumpleaños a su mujer y otra de las mujeres allí presente te contesta que a ella también se la regaló su marido por su aniversario y la gustó bastante el detalle……….Pues lo mismo.
Me sentía completamente atrapada en mi ridículo, pero no era capaz de romper el muro silencioso creado a mí alrededor. ¡¡¡¡ Y todo por el idioma de los………!!!!Si fuese en español, hacía ya un rato que nos habríamos reído todas de mí y de mi hazaña, pero………así………..no era capaz de decir nada, es más, pensaba que si decía algo referente al suceso la volvería a liar. Así que, de nuevo,  me dije a mi misma:
“NI SE TE OCURRA INTENTAR ARREGLARLO Y CIERRA LA BOCOTA DE UNA VEZ, SABI”.

Liona dio el pistoletazo de salida de la siguiente ronda y lo agradecí enormemente. Esta vez, solo me centraría en los ejercicios y dejaría de pensar en intentar integrarme:
-          “¿A qué has venido Sabi?, ¿a hacer deporte o a hacer amigas?”.
 Inmediatamente, callé la voz interior que me decía que a las dos cosas y salté con más fuerza si cabe para no escuchar a mi parte racional.
-          “¡¡¡¡Rastrera parte racional, siempre entrometiéndose!!!!!!¡¡¡¡¡¡Siempre recordando lo que te hace sentir mal, lo que pueden decir los demás de ti, lo que es lo correcto socialmente, lo que no  es adecuado, lo ridícula que has sido…………schhhhhhhh!!!!!!!!!!, a callar de una vez!!!!!!!!Y concéntrate en los abdominales!!!!!!!!!!!!!!!!   !1,2,3,4, 5……1ª serie;  1,2,3,4, 5…….2ª serie……….

Llegó la hora de repetir la secuencia de la carrera y entonces.............Liona me dijo: “Sabina, remember……. please, short way……”
En ese momento estalló la carcajada contenida hasta entonces por parte de mis compañeras. No se si alguien captó mi mirada de odio de media fracción de segundo, inmediatamente sustituida por una especie de mueca similar a una sonrisa. Hasta Liona soltó un pequeño: ji…ji, ji….”
Pero la más atrevida fue Vanessa.
 Vanessa la inglesa, Vanessa la del marido rico, Vanessa la madre del niño más ñoño de la clase de Josh….. Vanessa…………con su don de la oportunidad característico dijo:

“Yes, Sabina, short way, you don’t go along  all  the park……jajajajajajaja…..”

Salí casi “chillando ruedas”.
Arrrrgggggggggg. Las odiaba. En aquel momento las odiaba a muerte. A todas, sin excepción……..Pero no podrían conmigo, no……..
-          “Piensa Sabi, piensa en algo ocurrente que decir. Tú eres ingeniosa, siempre tienes recursos para estas cosas,  puedes……..puedes…….. piensa………..rápido que llegas ya!!!!!!!!!! Piensa……….. piensa,……..”

De pronto escuché a Liona:
-          “Sabinaaaaaaaa, coooooome backkkkkkkk……..come backkkkkkkkkk……”

Y apareció. Brotó la frase. Y cómo si lo hubiese estado preparando de por vida, dije:

-          ”OOKEEEEEEEEEEEEEYYYYYYYYYYYYYYY. DON’T PANIC, GIRLSSSSSSSSSS. I’M COMINGGGGGGGG!!!!!!!!!!!!!

Todas rieron. Agradecidas. Amables de que hubiese roto el circulo espantoso de la tensión. Me las gané…..¡¡¡¡¡¡lo conseguí!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Conseguí lo más importante. REIRME de mí misma, de mis errores, reírme de mi miedo, de lo absurdo de la situación…….”WELL DONE Sabi, WELL DONE……”.

Todas rieron. Todas reímos.

Todas… menos Vanessa.

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