8:15: Llegada al ayuntamiento.
8:22: Me siento en las grandes butacas de la sala de espera. Mientras, nos quitamos los abrigos y dejamos las mochilas en el suelo, junto a los guantes, mi gorro y los paraguas. Marco añade su portátil al despliegue. Miro el reloj de nuevo. Primer día de colegio. No llegaremos a la presentación. Empiezan bien.
8:30: ¿Pero la cita no era a y veinte?. Aún tengo tres números delante.
8:33: Clara necesita ir al baño, le digo que se espere, será cuestión de unos minutos. Sólo queda un número para que sea nuestro turno. Marco mira su reloj, sé que está nervioso porque guarda silencio, va a perder el tren de menos cuarto y no está bien visto llegar más tarde de las 9 a la oficina.
8:35: Nuestro turno, ¿qué pone ahí?, ¿box 212? Pero….¿por qué no pasamos por la ventanilla?¿por qué este habitáculo? Parece una sala de interrogatorios…..
Dimitri tenía una sonrisa en los labios, pero una mirada de completa desconfianza mezclada con un destello de burla…
Recuerdo que un flash atravesó mi mente cuando me encontré con sus ojos azules la primera vez.. Me tele-transporté cinco años atrás y vi a un empleado del aeropuerto de Madrid, pidiéndole encarecidamente a la japonesa que iba delante de mí, que se quitase el reloj para pasar por la zona de control de embarque. La pobre japonesa pasó más de 5 minutos sonriéndole y tratando de hablarle en inglés, intentando entender lo que decía aquel señor grosero, haciendo un esfuerzo sobrehumano para no llamar demasiado la atención, mientras él solo la repetía una y otra vez en español, cada vez más alto, que no pasaría por aquella puerta hasta que no hiciese lo que él decía.
Dimitri no gritaba, es más, creo que según pasaban los minutos cada vez hablaba más bajo.
Dimitri no era grosero, era tremendamente amable, excesivamente amable, “pedantemente” amable.
Dimitri no zanjó el asunto en cinco minutos, ni mucho menos. No abrió la puerta del denso y canijo habitáculo hasta pasada más de media hora.
Ese era Dimitri. El funcionario que se encargó de inscribirnos como residentes, creo que muy a su pesar, en el registro del ayuntamiento.
“Good morning Mister Señero, Good Morning Miss Señero. My name is Dimitri. Sit down, please…”
Nos dimos un apretón de manos eléctrico. Y a partir de este momento todo empezó a complicarse.
Marco le explicó que deseábamos inscribirnos como residentes en la localidad. Comenzó una batería de preguntas interminable por parte de Dimitri:
- De dónde éramos
- Dónde nacimos
- Dónde nacieron nuestros padres
- Donde nacieron nuestros hijos.
- ¿Eran hijos de los dos o de diferentes matrimonios?
- Fecha de nacimiento de nuestros hijos
- Fecha de nacimiento nuestra
- Lugar y fecha de nacimiento de nuestros padres
- Por qué nos habíamos mudado
- Dónde trabajábamos
- Porqué yo no trabajaba (risitas ahogadas)
- ¿Pensaba trabajar en algún momento de mi estancia en el país?,“….¿¿¿¿o te vas a dedicar a la vida contemplativa mona????” (esto no lo dijo, pero estoy segura de que lo pensó….)
- Domicilio actual
- Propiedades en el extranjero. Donde, cuantas, cuanto costaban ahora y cuanto costaron si las hubiera….
- Estado civil
- Seguro médico actual
- Enfermedades importantes nuestras o de algún miembro de nuestra familia ( padres, abuelos, bisabuelos, hermanos, primos, sobrinos….)
- Cartilla de vacunación de nuestros hijos
- …………………………….. y un millón de preguntas más que ya he olvidado
En Holanda es obligatorio estar inscrito en el ayuntamiento de la localidad si quieres conseguir algo parecido a un número de la seguridad social. Este número es necesario para poder trabajar, para abrir una cuenta bancaria, para ir al médico…Si alguien me hubiese advertido de la dificultad que me supondría inscribirme como residente aun sabiendo lo importante que es, puede que no hubiese ido . Quizá por eso no avisan y te dan la cita y cuando menos te lo esperas….¡¡¡zás!!! te pasan con Dimitri.
La gran mayoría de los holandeses quieren tenerlo todo controlado y si te descuidas te preguntan hasta de que color llevas la ropa interior, de forma natural, sin tremendismos. Para ellos es de sentido común saber este tipo de cosas acerca de la gente que reside en su país. Por eso, tengo la sensación, que Dimitri además de estar haciendo su trabajo y preguntarnos todo lo que correspondía añadió también más cosas que a él le parecían importantes. Porque si no, ¿a él que más le da si yo tengo amigos allí o si mis padres van a venir a verme en algún momento? No recuerdo haber leído estas preguntas en ningún apartado del formulario.
Yo creo, que por eso Dimitri me cayó tan mal desde el principio. El resultado es, que nos inscribió como residentes pero…”a medias”. Resulta, que a él no le parecía del todo correcto que trajésemos los documentos de España solo con un sello, según él, éstos debían venir traducidos al holandés, como primera opción. Imaginad la cara que se le quedaría la funcionario del juzgado de mi pueblo si le digo que me de un extracto de mi partida de nacimiento, con el sello de alcaldía y……..”si no le importa pues me lo va traduciendo al holandés en sus ratos libres, ¿qué le parece Don Arturo?”. Pues eso, que no hace falta que os la describa.
Salimos del cubículo a las 9:45, maldiciendo las muelas de Dimitri, pero contentos, porque nos dijo que nos inscribía quedando a la espera de que le remitiésemos el documento traducido en cuanto hiciésemos un viaje a España y lo solicitáramos en nuestro ministerio. “Después- nos dijo- ustedes me traen la documentación y yo termino este trámite”. Realmente no acabamos de entender que significaba eso de que nos inscribiese “a medias” ya que a los pocos días llegó una carta por correo con nuestros números sociales y en la que se especificaba que ya formábamos parte de la comunidad. Así que nos olvidamos del tema hasta 3 meses después, cuando servicios sociales nos envió otra carta diciendo que no nos podían asignar la ayuda correspondiente por ser expatriados porque no estábamos inscritos como residentes en Holanda. Aún recuerdo como me subió la sangre a la cabeza tras pasarme más de una hora frente al ordenador traduciendo la dichosa carta del holandés al español, para acabar enterándome que al final el capullo de Dimitri se había salido con la suya y no nos había inscrito como correspondía. Como buen holandés, tacaño donde los hubiera, Dimitri sabía que no podríamos solicitar ningún tipo de subvención en su país hasta que no cerrásemos el trámite como él nos había dicho. Menos mal, que habíamos sido previsores y encargado a nuestra querida familia los documentos para que tan pronto como viniesen a vernos nos lo trajesen. Y, ¡casualidades de la vida!, habíamos recibido visita diez días antes de que llegase la carta. Lo que más me fastidiaba, es que tendría que volver a ver a Dimitri pero hice el esfuerzo de pedir otra cita en el ayuntamiento para entregar los papeles. Esta vez tendría que ir sola porque Marco no podía acompañarme. Y mientras iba de camino, el día D a la hora H, rezaba todo lo que recordaba para que Dimitri se hubiese ido de vacaciones, o estuviera en cama con la gripe ( A, B o C me daba igual que genotipo) o se hubiese caído de la bici y….se hubiese roto una pierna como poco…..
9:30: Cojo número y me siento en las grandes butacas. Fuera hay 3 grados, pero vengo sudando porque he pedaleado a toda prisa. Llego 5 minutos tarde.
9:31: Parece que hay bastante retraso en las citas. No creo que se note que he llegado tarde. Intento poner los papeles en orden antes de pasar. Quizá tenga suerte y los entregue en ventanilla, quizá no haga falta pasar al zulo….
9:45: Casi se me ha olvidado para que he venido. Esto es un hervidero de gente. Los números apenas se mueven, me estoy durmiendo…..Más me vale que despierte porque si no, no doy pie con bola….
9:55: El siguiente número y es mi turno….Por favor Dios mio…. por favor…. por favor….por favor…..
10:00: Mi número….Box 212….Prepárate Sabi….
- “Good Morning, Miss Señero”
- “ Oh, hello, I think……I remember you…. Your name is Dimitri, no?”.
- “Yes, Miss Señero. Dimitri”….
Já!!!!!!! A veces las armas de mujer funcionan.
Desplegué mi mejor sonrisa y cuidé mucho mi lenguaje corporal (ya que el verbal no era capaz de cuidarlo tanto) y dio resultado.
Hacía dos días, una de mis amigas alemanas me había contado que para los hombres del norte de Europa, las mujeres españolas son de lo más atrayente. El pelo oscuro y denso, la mirada racial, los gestos….Algo que ya había notado desde que vivía allí, pues más de una vez, por la calle, me habían dicho no sé que cosas estos adonis rubios. Y eso que no soy un gran bellezón, dicho sea de paso. Resultona más bien, pero con pelo largo y grandes rizos. Algo poco común en las mujeres holandesas. Así que, como ya os he dicho otras veces, inglés sabré el justo, pero poseo otras cualidades que me ayudan a sobrevivir cada día. Una de ellas, es mi gran sentido de la intuición. Gracias a esta habilidad mía, me di cuenta desde el primer día, cuando Dimitri nos semi- registró, que cuando hablaba con Marco se ponía bastante tenso, pero su actitud conmigo era completamente diferente, trataba de ser….simpático…(dentro de sus limitaciones en cuanto a simpatía se refiere. ), algo que no me pasó desapercibido y supe aprovechar en aquella ocasión. Un poco de rímel (solo la cantidad justa para que resaltara mis ojos oscuros y no se notase la estrategia), el pelo suelto y alborotado y sonrisa de niña buena tirando a tonta y Dimitri acabó inscribiéndome…. pidiéndome disculpas por no haberlo hecho antes…… y escribiendo en el reverso de la hoja los pasos que debía hacer para encontrar un curso de holandés cerca de donde vivía (que, por supuesto, en aquel momento no me interesaba lo más mínimo). Sé que algunas de vosotras juzgareis esta actitud, sé que algunos de vosotros os sentiréis ofendidos, pero lo único que me queda por decir es….
Oh, Gran Diosa Testosterona, bendita tú seas en algunas ocasiones…
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