cap 5. A TODA MÁQUINA

A TODA MÁQUINA
Por fin tenía mi primera bici!!!!!. Se acabaron las largas caminatas por el pueblo!!!.  Ya no me conocerían como “laespañolaquenosabeinglés y vaandandoatodaspartes”, me dije. Ahora solo me conocerían por “laespañolaquenosabeinglés y loestáaprendiendo” De una vez por todas, empezaría a integrarme en este país. Lo siguiente era  teñirme el pelo de rubia y acabaría  pasando desapercibida.

Y desde luego que lo hice, no lo de pasar desapercibida, sino lo de  comprarme la bici e integrarme a toda velocidad….













La avenida que recorría todos los días era especialmente bonita. En pleno centro, rodeada de árboles frondosos, tiendas de todos los estilos, casas  coloniales…
Siempre había bullicio y  estaba muy transitada  por bicis, monopatines, patines,  patinetes  y cualquier otro objeto rodante  que se os ocurra.
Llevaba días observando a los ciclistas, allí todo el mundo es ciclista, o tiene el derecho a serlo. Las normas son claras: primero las bicis, luego todo lo  demás, incluidas las personas. Si atentas contra una bici, ¡cuidado!¡ Puede que tu vida corra peligro.!
El caso es, que observaba a los ciclistas y recordaba mi época de niña en la que adoraba pedalear sin parar y lanzarme “a tumba abierta” por las cuestas. Estaba deseando comprármela. Además tenía que llevar a mis hijos al colegio y para  eso lo mejor era  la  bici. Ni tren, ni autobús, ni a pie….. ni evidentemente en coche, porque aún no teníamos dinero para comprarlo.
Necesitaba una bici.
Y la tuve.
La encontré en el mercado de segunda mano, y creo que al igual que los coches, había tenido algún siniestro previo por un  golpe mal disimulado en la barra posterior. Era una Oma  Fiet*, con defensa delantera y bloqueador de rueda con llave. Era de piñón fijo y no tenía que preocuparme de cambiar de marchas. Sólo  tenía  un inconveniente, había que  frenar con los pies. A contra pedal.
Se la compramos a un semi – gitano “medio holandés-medio marroquí” de un taller de reparaciones, cercano a casa. El tío no hablaba inglés, pero chapurreaba algo de español, algo de italiano, algo de portugués… . Así, entre gestos, mentiras y cadenas  de bici me vendió al módico precio de 90€ una bici estupenda, que según él, le acababan de dejar  no porque le pasara nada, sino porque le habían comprado otra mejor y ya tenía dos compradores para la que la que yo acababa de elegir que…. justo en ese preciso instante, habían salido a tomar un café.
Y la compramos.
Ya lo creo que la compramos.
Esa y otras dos más, una para cada hijo.


*Se llaman Oma Fiet porque son las bicis que comenzaron a utilizar las abuelas en Holanda hace años. La traducción de Oma en holandés es abuela.


Recuerdo que como hacía buen día, me había puesto una minifalda de esas que se llevaban ese año, es decir, de las cortas…… cortas. Claro, no tenía ni idea de que volvería a casa con una bici “puesta”. En principio solo habíamos salido a echar un vistazo. Pero no hubo tiempo de pensar en lo que yo llevaba puesto, ya que los supuestos compradores tenían casi elegida MI bici y era una oferta magnifica.

El sillín me quedaba “un poco” alto. En condiciones normales (o sea con pantalones) llegaba al suelo de puntillas y tenía que dar con gracia un saltito para subirme. Pero la cosa se puso difícil  al llevar la  mini-minifalda mientras medio taller miraba  como “la guiri” se subía a la bici sin que se le viese todo y sin caerse.
Conseguí subir de forma medianamente digna y dando gracias a que por lo menos se me había ocurrido ponerme medias tupidas.  No pude darme la vuelta para decir adiós al semi gitano holando-marroquí porque no me  veía capaz de retorcer medio cuerpo mientras pedaleaba.


Ese fin de semana salimos a recorrer el pueblo con nuestras nuevas bicis. Necesitaba “ensayar”.
Y pensaréis: ¡vaya inútil!, ¿practicar?, ¿para montar en bici? Mirad lo que os digo: Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ya me gustaría ver a  más de uno con la bici en Holanda.
Peatones que cruzan como locos,  semáforos especiales solo para bicis,  coches que no sabes si pararán aunque tu tengas la preferencia, bicis que te adelantan o te atruenan con sus timbres porque vas haciendo eses mientras que  ellos conducen sin manillar al mismo tiempo que pasean al perro…. y  para colmo tu hijo montado detrás de ti en la barra trasera y tú advirtiéndole que no meta los pies entre la cadena porque lo menos que os puede pasar es que os matéis. Ah!!!!!!!!, se me olvidaba!!!!!!!!!! y todo esto mientras te limpias las lágrimas que te caen de los ojos por el maldito viento que te azota sin clemencia alguna.
No es fácil.
Pero nada fácil. Os lo aseguro.
Ayyyy!!!, pero soy una mujer valiente.

Valiente o inconsciente, no lo se.


Y llegó el lunes y los tres nos fuimos al colegio en bici. Clara, Josh y yo. Llegamos un poco tarde porque lo que se supone que eran unos diez minutos de trayecto se transformaron en 20 mientras que nos poníamos el gorro, el chubasquero, los guantes, las mochilas, montábamos en la bici y desmontábamos para cruzar la calle, porque no nos atrevíamos a hacerlo de otra forma; el resto de ciclistas nos adelantaba por la derecha o por la izquierda y me dejaba la voz en el camino diciendo a Josh que esto no era una carrera y que tenía que ir a mi ritmo, ya que tan pronto se quedaba detrás como pasaba por mi lado hecho una bala.

Pero llegamos.
Y en el trayecto de vuelta me relajé….
Me relajé tanto que empecé a pedalear de forma automática, sin poner atención a la velocidad y mientras pedaleaba pensaba en lo  bien que lo estaba haciendo todo.
Ya sabía algo de inglés. Había sido capaz de asistir a una reunión del colegio sola, y había entendido mucho más de lo que me hubiese imaginado nunca. Estaba empezando a conocer a gente, y misteriosamente, aunque no hablaba mucho, tenía la sensación de que caía bien a los demás. Y como ahora ya tenía bici, podría hacer muchas más cosas: ir a las reuniones extraescolares, salir al bosque, al gimnasio, a mi curso de inglés…..haría la compra con la bici, como el resto de holandeses, y quizá dentro de poco sería capaz de ir comiendo un sanwich mientras pedaleaba como hacían ellos,  ya no se me notaba tanto que era guiri…………………….
Debí estar tan sumergida en estos pensamientos que no me percaté de que cada vez pedaleaba más rápido. La euforia, hizo que mis músculos no supieran reaccionar cuando de pronto el señor que iba delante de mí, giró a la derecha sin previo aviso para aparcar su bici, delante de la puerta del supermercado en el que hacíamos   la compra habitualmente.  Yo intenté frenar…¡lo juro!!!….lo intenté con todas mis fuerzas….como “Pedro Picapiedra” con el “Troncomovil,”,( quizá también salieron chispas de mis pies mientras frenaba )………. pero lo único que pude hacer fue gritar ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, y embestir la rueda trasera de su bici.
Irremediablemente esto consiguió que frenase.



Aún recuerdo los ojos desconcertados del hombre. Y su cara.
Su cara de asombro, preguntándose porque le sucedería  esto a él, un lunes, a las 9 de la mañana.

Me bajé de la bici a toda prisa y le dije:

-“I’m sorry, I’m sorry, I don’t speak Dutch….I’m sorry, I’m so sorry…..It’s  my first time….It’s …..I…….I…… you……….ok????- no acertaba a decir nada más claro.
- “ Ohhh……………..ohhhhh……………… Ik ( esto es “yo” en holandés)…………… but…..What happened??........I know,  I didn’t show my direction, but  I think, you…you drove…. fast.

Evidentemente no entendí, deduzco que dijo algo así por los gestos que hacía con las manos, gestos que indicaban prisa, mucha prisa………………… Y le volví a  decir:
-“I’m sorry, I’m sooooo sorry, It’s…..it’s …….it’s the first time……that……..my bike…..my bike……new…….is……………..new……….today……………it’s……………I…………..- Acto seguido fijé mi atención en la bici. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh¡¡¡¡¡¡¡¡¡, ¿ pero qué había hecho?????La rueda estaba como si le hubiese pasado una tuneladora por encima. No lo entendía, si solo le había dado un golpe, ¿cómo era posible?, solo era un golpe!!!!!. Bueno quizá un poco más, ¿a cuánto iba?, ¿a 20?, ¿a 30?. Pero, qué haría ahora?, ¿qué se hacía en estos casos?,¿¿¿¡ la policía!???.
Una nube negra pasó por mi rostro imaginando la situación si tenía que explicarle al policía  holandés, que había chocado con otra bici porque llevaba poco más de un   mes viviendo aquí y conducía ensimismada pensando que prácticamente ya era casi holandesa……
La cosa no pintaba bien.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y pensé como le preguntaría al hombre que tenía delante, que se había que  hacer en estos casos, mientras él, trataba de enderezar la rueda de su bici que había quedado con forma de “S”.
 Y lo que salió de mi boca fue:
-“What….what….are you doing?, what are you doing?.....”
Levantó la cabeza y miró con cara de “esta tía es imbécil y ¿encima me pregunta  que qué estoy haciendo?”.
 Y mientras, yo seguía insistiendo, cada vez, más asustada y nerviosa:
-“But…what are you doing???I don’t know ( y como parecía que no me entendía bien repetía cada vez más alto)…. WHAT…ARE …YOU …DOING?????.
Creo que ese fue el “sumum” para él. Se hartó. O le harté. Y  me respondió que me marchara. Algo así como “go, go, quicly,  that’s fine”
Frustrada decidí batirme en retirada como un soldado torpe. Y con gesto de resignación, admitir, que aún  faltaban muchos kilómetros  para poder comerme un sanwich mientras pedaleaba.
En el último momento volví la cabeza y contemplé lo que había hecho yo solita a la bici de aquel holandés.
Desolador.


Y recuerdo que lo siguiente  que  pensé fue: “menos mal que ya me estoy integrando….”

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