¿Os habéis dado cuenta de que vivimos rodeados de mitos?, el de la dieta de la alcachofa, el de la chica de la curva, el de que las holandesas son unas tías buenas ( bueno, esto no es un mito, es real), el de que cualquier país es mejor que el tuyo……..Ayyyyyyyy!!!!!!!!!, mitos, mitos y más mitos!!!!!
Pero,¿ sabéis que?, hay un mito que si es real. El de la comida española.
Tuvimos nuestro primer evento social a principios de diciembre. Una cena.
Los padres de una amiga de Clara, una familia de alemanes, nos invitaron a su maravillosa casa a cenar. Un sábado. A las 6 p.m.
¡¡¡¡¡¡¡Qué siiiiiiiiiiii!!!!!!!!!. A las 6…..de la tarde.
Cuando Margott, me envió el SMS para preguntarme si me apetecería cenar en su casa con Matt y con ella, mientras los niños jugaban, no cabía en mí de gozo.
- ” ¡Mira Marco , no se como lo he hecho, pero le debo haber caído bien, porque…nos han invitado a cenar a su casa!!!!!. Como me daba tanto corte, le he dicho que nosotros llevaríamos algo, así que se me ha ocurrido que podemos llevar un bol de ensaladilla rusa y una tortilla de patatas, ¿qué te parece?”
- Ehh, bien…..Sabi…… pero….. ¿no crees que es demasiado?, los que nos invitan a cenar son ellos, no?
- Marco, no me gustaría que pensaran que somos unos tacaños. Me cuesta bastante comunicarme, como para encima quedar mal, ¿no crees?, yo no se nada de las costumbres alemanas….
- Ya, pero es que cuando vamos a cenar a casa de cualquier amigo lo que solemos llevar es algo de vino, o el postre. Sabi, ¿no crees que estás un poco neurótica con lo de relacionarte?
- NEURÓTICA DICES???????, (a veces los tíos no entienden nada). NEURÓTICA POR QUÉ???NO ENTIENDO PORQUE PIENSAS ESO….
- …..Quizá porque has preparado una fuente de tres pisos de ensaladilla y aún ha sobrado para comer dos días aquí y una tortilla de patata con 8 huevos. Sigo pensando que te has pasado…
- AH SÍ?????, pues no se si tendremos para todos,¿ o es que no te has fijado en como está Margott?...... yo diría que precisamente hambre no pasa…..
- Sabi, solo somos 7, ¿no has contado con lo que preparen ellos? Los alemanes suelen comer codillo, salchichas, chucrut…
- Qué no Marco, lo he decidido…………. está bien así. Está muy bien. Ah!, y recuerda comprar el vino, ok?”
Marco decidió que era mejor dejarme a solas con mi locura y ocuparse de otros menesteres mientras yo seguía quebrándome la cabeza con la presentación de la ensaladilla rusa. “¿Les gustará el pimiento rojo?, ¿y las aceitunas?”.
Me gustaría explicaros algo. Cuando estas fuera de tu país, intentando ser aceptado en un determinado grupo, cualquier mínima duda se convierte en una pregunta casi de tipo existencial. Para que os hagáis una idea, es algo así como cuando eres una adolescente y consultas los resultados del test que acabas de hacer en la Ragazza:
Y el test de esta semana es: ¿TE GUSTARÍA QUE PUSIERAN ACEITUNAS A LA ENSALADILLA SIN PREGUNTARTE ANTES?:TE GUSTARÍA QUE PUSIERAN ACEITUNAS A LA ENSALADILLA SIN PREGUNTARTE ANTES?:
- Mayoría de respuestas A (has puesto las aceitunas sintiéndote segura de lo que haces): Has puesto las aceitunas y has dado por hecho que cualquier producto español les gusta. Por tanto, consideras que adoran lo español: el clima, las playas, los campos…. ya que gracias a todo esto, los olivos dan estos frutos que los agricultores españoles recogen con ahínco cada temporada. Así que, si adoran el clima, el fruto, la ensaladilla…. adoran al agricultor que lo recoge y en consecuencia a la gente española. Conclusión: LES GUSTARÁS, PERO, A VECES TE DEJAS LLEVAR DEMASIADO POR TU EGO, ¡QUÉ NO SE APODERE DE TI O TE QUEDARÁS SIN AMIGOS!
- Mayoría de respuestas B (has llevado las aceitunas en un bol aparte). Has llevado las aceitunas aparte en tu mejor bol, y preguntas educadamente a todo el mundo si le apetece comer aceitunas. En esta circunstancia, te considerarán una persona respetuosa ya que no antepones tus gustos personales a los suyos. Además, agradecerán ser preguntados por algo tan importante, consensuando decisiones que afectan a todo el grupo, y haciéndoles parte activa de la cena. Es más, caerán en la cuenta de que eres alguien sensible y que no por el hecho de que sea un producto de tu país, les tenga que gustar.
Conclusión: ENTENDERÁN EL GESTO COMO UN HALAGO HACIA ELLOS Y SUS COSTUMBRES. ¡SIGUE ASÍ! ADEMÁS DE CULTIVAR TU AUTOESTIMA, TUS AMIGOS NO TE DEJARÁN DE LADO NUNCA.
- Mayoría de respuestas C (pones las aceitunas y te haces la tonta). Has puesto las aceitunas pensando que lo lógico es que les gusten y si te dicen algo, decides hacerte la tonta y decir: “Sorry, I don’t understand”(esta opción la suelo bordar).
Conclusión: DEJA DE COMERTE EL TARRO CON GILIPOLLECES, SABI, Y VETE A LA DUCHA QUE VAIS A LLEGAR TARDE!!!!! YA SEGUIRÁS TRABAJANDO TU AUTOESTIMA EN OTRO MOMENTO!!!!!!
Y sí; después de esta locura momentánea, me meto a la ducha con el tiempo justo para llegar tarde tan solo diez minutos de la hora fijada.
Matt y Margott prepararon la mesa con relativo buen gusto. Unas velitas por aquí, unas flores por allá….Habían dispuesto unas bonitas bandejas alargadas con un salteado de hortalizas frescas: pimientos, pepino, rodajas de tomate….”Un detalle de elegancia y buen gusto”, pensé.
Nos ofrecieron el vino español que habíamos llevado antes de sentarnos a cenar. Empecé a tomármelo rápido, pensando que quizá me ayudaría con la pronunciación. Así que, después de dos copas (soy de borrachera fácil) me sentí fluir poco a poco y fácilmente.
Margott nos invitó a tomar una sopa, que no había preparado aún, pero que podía hacer, si la queríamos, en un abrir y cerrar de ojos. Lo cierto, es que ella había pensado que con tooooooooodo lo que había de cena, no era necesario. Así que, si nos parecía bien, dejábamos la sopa para otro día y picábamos algo de lo que había allí servido. Para nosotros era más que suficiente, ¡¡¡claro que sí!!! “En estas circunstancias siempre pasa igual – dijimos- empiezas a comer deprisa y con hambre y cuando llegas al segundo plato ya estás repleto!!!”
De primer plato, comimos pues ensaladilla rusa. A Matt le encantaba. Ya conocía esta receta porque lo había probado cerca de la Costa Brava, en los viajes de trabajo que había tenido que hacer por aquella zona. Nos preguntó por los ingredientes y después hizo alarde de su dominio de la lengua española con frases como: “una cerveza más, por favor” y “flamenco y oooooulé”. Evidentemente tuvimos que reír la broma, aunque nos hizo la gracia justa, claro. Era un tío majo,¡ de verdad!, y con unos modales refinados, excepto cuando metía los dedos en el cuenco del helado para aprovechar los restos que quedaban pegados a las paredes del bol, como si esto fuese de lo más normal en un evento social de cualquier tipo.
Mientras tanto, la hija de Margot y Matt, aprovechaba que sus padres estaban despistados comiendo a dos carrillos, para comportarse como una auténtica déspota. A veces, esta niña rubita, de ojos claros y mirada dulce, me recordaba a la niña del exorcista. Tenía muy bien custodiado un carácter hostil y caprichoso. Las veces que vino a casa a jugar con Clara, se portaba como un ángel cuando yo estaba delante, pero cuando me daba la vuelta para encargarme de que Josh no hiciese pruebas metiendo moscas u otros seres vivos en vasos llenos de Coca-Cola , la escuchaba dar órdenes a Clara como cualquier sargento que se precie.
Así, mientras esta dulce niñita aprovechaba la ocasión de decirle a sus padres (en alemán por supuesto) que la ensaladilla estaba asquerosa y que ella solo quería comer 25 trozos de tortilla de patata y que si no quedaba para los demás no era problema suyo, nosotros sonreíamos simulando que era muy agradable el comentario que estaba haciendo. ¿Qué pensaba, que aunque lo dijese en alemán no la íbamos a entender? Por supuesto, yo no la entendía, pero lo que ella no sabía, es que Marco tenía cierta base de alemán y que aunque no hablaba mucho era capaz de comprender bastante. Sus padres tampoco lo supieron hasta media hora después, cuando Marco, de forma discreta intervino en la conversación que mantenían entre ellos acerca de la música que pondrían a continuación en el Ipad.
Llegó la hora del plato principal. Marco y yo supusimos que para darnos a conocer su cultura habrían preparado algo típico alemán, quizá codillo. La sorpresa fue grandiosa, pues, llegado el momento de que alguien se levantase a por el alimento en cuestión, nada sucedió y, en su lugar, tanto Matt como Margott siguieron comiendo ensaladilla y tortilla de patatas como auténticos trogloditas. Así la cena se convirtió en un primer y único plato de duración infinita. Bueno, no exactamente infinita, ya que duró lo que tardaron en comerse la tortilla de ocho huevos y la ensaladilla rusa. Yo intenté no juzgar la situación hasta pasado un tiempo prudencial y mi única preocupación se centraba en dejarme los cuernos intentando mantener una conversación coherente en inglés. Entonces, se grabó en mi pupila para siempre la imagen de dos alemanes comiendo compulsivamente trozos de tortilla de patatas condimentados con un buen chorro de aceite de oliva por encima, comprado exclusivamente para esta ocasión, mientras pringaban esta mezcla en la mahonesa de la ensaladilla.
Como comprenderéis mi hambre y yo nos retiramos de este evento casi en paralelo. A partir de aquí, solo me dediqué a sonreír y picotear algo de tarde en tarde, tratando de no mirar a los teutones más que lo justo y necesario.
Y en este punto concluyó la cena, eso sí, después de que pringaran con pan tostado los restos que sobraron en la fuente.
Sólo faltaba por tomar el postre.
El postre.
El maravilloso postre preparado por Margott.
El plato estrella de aquella tarde.
Y por cierto, el único que ellos dispusieron…. Bueno…..junto a los trozos de hortalizas y…. ¡Ah sí! ¡lo olvidaba! Y …..aceitunas. Aceitunas verdes, aceitunas negras, aceitunas con pimiento….así…. sin preguntar, dando por supuesto que nos gustarían…….
La delicia de postre que le había llevado casi una hora en la cocina era….frambuesas en una bonita fuente (que…. ¡por cierto, vaya precio que tenían las frambuesas!!!!. Os habéis fijado que son “reaaaaaally expensive”?????) acompañadas de helado de vainilla marca” Alberth Heinj*
*Alberth Heinj son unos famosos supermercados holandeses. Los productos de su marca suelen ser bastante económicos pero no siempre de buena calidad.
La única botella de vino que tomamos fue la que llevamos nosotros, ya que a mitad de la cena Matt decidió por todos que era mejor que tomásemos agua, pues teníamos que regresar a casa en bici y….no era buena idea beber más vino, no sea que tuviésemos un accidente, je,je,je!!!! ( ¿conocería Matt a mi caballero cincuentón de la puerta del supermercado??).
Después del “gran” banquete, del cual yo me quedé con hambre y un considerable atontamiento a causa del vino, pasamos a la sobremesa. Margott nos enseñó su nuevo proyecto, algo a lo que estaba dedicando muchas horas de trabajo. Un libro de recetas de cocina. Recetas de `platos típicos alemanes, que yo me pregunto: ¿ por qué razón no pondría en práctica aquella noche?, Hubiera sido un buen estudio de mercado, ¡digo yo!. Todos alabamos el exhaustivo trabajo de investigación realizado por Margott con este libro. Marco y yo cruzamos miradas cómplices mientras reprimíamos una sonora carcajada y continuamos charlando.
La conversación tomó otros derroteros más complejos como la educación de los hijos, la familia…. Y se formaron las parejitas típicas-tópicas. Chica habla con chica, chico habla con chico. Y como no podía pedir auxilio a Marco, en un momento determinado desconecté. Ella seguía hablando y yo me perdí, más o menos en la tercera frase. Mi cara debía indicar lo contrario, creo que debía tener un gesto de gran interés o no se muy bien qué a causa del vino. La cuestión, es que, a Margott la pareció oportuno hacerme una pregunta tan íntima como trascendental del tipo: “¿crees en Dios?”. Y yo, en pleno bypass solo acerté a decir un: “Ehhhhhh…….¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Buffffffff!!!!!!!!”, llenando de aire mis carrillos en exceso.
No se si esto gustó mucho o no, pero pasados diez minutos de mi hazaña, Margott con el reloj en mano, dijo: “es tarde, y estoy cansada, me he levantado a las 6 de la mañana”. Marco y yo nos miramos de forma cómplice, pensando ambos que había llegado el momento de partir como diría Nino Bravo. Recogimos a Josh y a Clara y salimos a por nuestras bicis.
Eran las nueve en punto de la noche cuando nos despedimos de ellos fraternalmente a la puerta de su casa y no cruzamos palabra alguna entre nosotros hasta que recorrimos al menos una manzana.
Entonces, y sin que nos escucharan los niños, Marco me dijo:
-“Gracias cielo, por la ensaladilla y la tortilla de 8 huevos. Tenías razón, ante todo que no piensen que somos unos tacaños. Eso sí, estoy deseando invitarles a cenar a casa, ¿crees que entonces probaremos el codillo alemán??? .”
-“¿¿¿¿¿CODILLO?????? Creo que éstos solo conocen el codillo por el libro de recetas. Pero…………..¿¿¿¿ has visto????. Tu hijo lo único que ha cenado ha sido pan con queso,¡¡¡¡ si no le han dejado ni probar la ensaladilla!!!!!
- “¿Queso? ¿Y de dónde lo ha cogido?”
- “¡¡¡¡¡Pues de la mesa!!!!!!, ¿de dónde lo va a coger, Marco?”
- “Sabi…….era…….. mantequilla, no había queso en ningún sitio”.
-“ ¿Quéeeeeeeeee?.........”
Y yo me pregunto: ¿¿¿¿por qué a veces los españoles dedicaremos tanto tiempo a pensar en aceitunas y olivares en lugar de pensar que somos estupendos??
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